viernes, 22 de julio de 2011

Petición para que cierren MTV España y el desconcertante sabor de la arena

Para reponer fuerzas tras largos días de trabajo, me gustaba tumbarme a ver la tele y tragarme la primera mierda mínimamente interesante que pusieran. Ahora, gracias a la TDT y a su variadísima oferta eso resulta casi imposible. Pasando porque aquí no llegan la mitad de canales que debería haber, la programación se queda reducida a 3 canales de teletienda, 3 de pago (que no pienso pagar), la mierda de Antena 3 y Telecinco con sus canales de series en los que pasan de un capítulo de la segunda temporada a uno de la séptima sin aviso, spoileándote la mitad de la trama y haciendo que tengas que imaginarte la otra media (además, resulta devastador para un cerebro medio en condiciones ver al chaval de "Dos Hombres y Medio" cuando tenía 10 ó 11 años y después verlo hecho un bigardo que ha perdido la poca gracia que ya de por sí tenía) y la MTV. Pero no esa MTV buena con sus conciertos en exclusiva y música para TODOS los gustos. Es una "Music Television" en la que para ¿escuchar? ver música tienes que quedarte despierto hasta las 2 de la mañana o levantarte a las 8. El resto del tiempo, el negro del tuning. ¡El puto negro del tuning, con sus jodidos chistes malos y encima programas que se repiten cada dos semanas, lo cual no resulta extraño teniendo en cuenta que en un solo día, entre mañana, tarde y noche, deben echar tres temporadas seguidas, además sin tener la poca vergüenza de disimular que son programas emitidos en 2004! (da mucho que pensar que los que no tuvimos tele de pago acabemos de descubrir lo que los americanos veían hace ya 7 años). O en su defecto, series de adolescentes -impresionante versión americana de Skins, es como nuestro Física y Química pero en malo-. Y, en un último intento de demostrar que sí, que son MTV y no una versión adulta de Boing, han decidido emitir el buque insignia de la franquicia al otro lado del charco: Jackass. No hay más que decir

Es curioso, hablar de la tele me inspira para rellenar y rellenar la entrada

jueves, 14 de julio de 2011

Experiencias que curten el carácter y la heroicidad de sobrevivir 4 días comiendo regalices gigantes

Desde no volverse loco ante la perspectiva de tener que esperar solico y abandonado hora y media un autobús en una rotonda en mitad de ninguna parte a "¿qué puedo hacer aquí que no sea cascármela leerme este emparanoiante libro sobre supervivencia ante un brote zombi?" discurren el amplio espectro de castrantes situaciones con las que me he acostumbrado a lidiar en este paraje deshabitado de la Tierra Media. Después de un par de años, allí donde otros se habrían sacado el ombligo con un abrelatas oxidado yo he aprendido, gracias a la terapia psicológica y al humor con el que me tomo las cosas con ayuda de los estupefacientes, a llevar una vida más o menos normal.
PD: si alguien alquila un pisito en un sitio civilizado, que venga a buscarme (sí, es un reto)

martes, 5 de julio de 2011

Verano y cómo coño llegó aquí el hospital de Silent Hill

No pasa nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada. Nada.
¿Se nota que me aburro?